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ASAGIR (Asociación Argentina de Girasol)
Resúmen de la Jornada de Actualización Técnica.
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El ambicioso Proyecto contempla datos estadísticos de la SAGPyA, de Productores AT (categoría que implica a un grupo de productores que habitualmente aplica la mejor tecnología y facilitaron sus datos para el trabajo: AACREA, Cazenave y Asoc., El Tejar y Los Grobo, entre otros), los promedios del conjunto de datos de ensayos de las empresas de genética socias de ASAGIR y de la Red Nacional del INTA, así como también reúne los rendimientos medios de los mejores 20 híbridos de cada ensayo y los máximos rendimientos del grupo Top20.
“Desde que brecha ha sido definida como la diferencia entre rendimientos alcanzados (medias SAGPyA) y alcanzables (el resto de las medias), se observa que existe un enorme espacio para recuperar el rendimiento posible”, explicó Feoli.
Entre los resultados mostrados, se observó que en el oeste de la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, las brechas entre la producción según SAGPyA y los Productores AT es de 540 kg/ha, mientras que la brecha entre la media nacional y la media Sem - INTA es de 1460 kg/ha. “En la zona, la brecha es de 14.6 qq/ha; expresada porcentualmente, hablamos de una brecha 101%. Es decir, los ensayos realizados en condiciones óptimas rindieron el doble de la media alcanzada por los productores. Finalmente, la brecha entre este último valor y los Productores AT, también expresado porcentualmente, fue de un 51% más por hectárea a favor de estos últimos”, graficó el coordinador técnico de ASAGIR.
¿Cómo rendir más?
“La tecnología no es el problema. El techo lo ponemos nosotros con el manejo previo. Y si hay un cultivo que este año puede llegar a las napas, va a ser sólo el girasol, pero tenemos que saber cómo hacerlo.” Así lo afirmó Alberto Quiroga, del INTA Anguil, para quien la gran ventaja del cultivo es su importante sistema radicular, que le permite explorar más de 2 metros bajo tierra.
Pero con eso no alcanza. Por la dificultad de encontrar lotes conectados a las napas, en esta campaña resultará clave el manejo previo del agua. De allí que sea fundamental hacer buenos análisis de suelo. “Hay sólo un 30% de posibilidades de que, desde las precipitaciones, se cumplan todos los requerimientos del girasol, por eso no hay que confiarse tanto de las lluvias”, comentó Quiroga. Y agregó: “con perfiles y buena nutrición, en zonas como estas no es difícil pensar en lotes de 4500 kilos”.
Según el especialista, además del agua, el otro factor que gobierna el rendimiento del girasol es la materia orgánica. “La gran variable de ajuste hoy es lo que hay adentro del suelo. A la hora de alquilar un campo hay que tener en cuenta eso”, sugirió.
Finalmente, Quiroga hizo un resumen de los factores que inciden sobre la productividad del cultivo y enumeró los aspectos a tener en cuenta por los productores antes de la siembra: precipitaciones, la capacidad para retener agua del suelo, las napas (si hay o no y a qué distancia), el índice de materia orgánica, el físico (si el índice MO es bajo, el físico seguramente será malo), el genotipo y, por último, la fertilización.
“Nuestra perspectivas es que antes, en la época húmeda, era al revés, antes que nada había que pensar en fertilización. Ahora cambió. Creemos que la metodología que proponemos nos permite errar menos en la elección de la tecnología, en épocas que hay que ajustar los gastos”, concluyó Quiroga.
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